Sin yodo la glándula tiroides no puede producir hormonas tiroideas como la tiroxina. Y sin hormonas tiroideas muchos de los procesos del organismo se verían afectados, ya que estas hormonas regulan el metabolismo de todas las células del cuerpo.
La presencia de yodo en la glándula tiroides fue descubierta en 1895, pero no se consideró un elemento esencial para el hombre hasta que, a principios del siglo XX, Marine y Kimball mostraron que el bocio era causado por la deficiencia de yodo (Zimmermann, 2008). Desde entonces se han llevado a cabo numerosos estudios que han permitido conocer los efectos de una ingesta inadecuada en el feto, en los niños y en adultos, y establecer los requerimientos de yodo, en función de la edad, sexo y estado fisiológico del organismo (i).
La deficiencia de yodo puede originar, además de bocio e hipotiroidismo, alteraciones neurológicas muy graves e irreversibles, especialmente en el feto y en niños. Las enfermedades por deficiencia de yodo han tenido una gran incidencia en la población mundial a lo largo de la historia. De hecho, una práctica utilizada ya en la antigua Grecia era suministrar algas o estrellas de mar para curar el bocio. Durante años, los programas de salud de un gran número de países, incluida España, han recomendado el consumo de alimentos enriquecidos de yodo (OMS, 1996). Estudios recientes realizados en España muestran la importancia de controlar los niveles de yodo en mujeres embarazadas y la inadecuada nutrición de yodo en determinadas regiones españolas (ii).
¿Cuánto yodo necesitamos?
De acuerdo a las recomendaciones de la European Food Safety Autority la cantidad de yodo requerida es: adultos 150 μg, mujeres embarazadas 200 µg y mujeres en período de lactancia 200 µg. La OMS recomienda 250 μg diarios para las mujeres embarazadas y lactantes, así como 90 μg por día para niños de 0 – 5 años y 120 μg por día para niños de 7 – 12.
No obtener suficiente yodo en la dieta durante el embarazo, podría afectar el desarrollo del cerebro del bebé. Las señales de deficiencia en yodo incluyen: fatiga constante, aumento de peso inusual, debilidad muscular, sensación de frío (incluso cuando hace calor), dificultades de concentración, mala memoria, bajo estado de ánimo, estreñimiento, hinchazón facial, pérdida de cabello, piel seca y latido del corazón débil o lento.
La deficiencia de yodo también puede causar agrandamiento de la glándula tiroides (con el fin de atrapar más yodo). Esta inflamación se llama bocio, y puede ser un bulto visible en el cuello. Sin embargo, el bocio visible causado por una baja ingesta de yodo no es muy frecuente en nuestro país.
El exceso de yodo también puede conducir a problemas de tiroides, el valor límite superior es de alrededor de 600 μg al día para adultos y mujeres embarazadas.
¿Qué alimentos contienen yodo?
Las fuentes dietéticas más ricas en yodo son el pescado, la leche, productos lácteos y huevos. Sin embargo, la leche en invierno es también más alta en yodo que la leche del verano, gracias a la alimentación fortificada del pienso que es ingerida por las vacas al estar recluidas dentro para protegerlas del frio.
En cuanto a los peces, las variedades blancas son más altas en yodo que las variedades aceitosas.
El yodo también se encuentra en cantidades concentradas en las algas marinas. Sin embargo las algas pueden proporcionar demasiado yodo, por lo que los expertos recomiendan el consumo de algas marinas no más de una vez a la semana, especialmente si está embarazada. Los alimentos vegetales como cereales y granos también contienen yodo. Sin embargo, la cantidad que se encuentra en estos alimentos depende en gran medida del nivel de yodo del suelo donde hayan sido cultivados.
Muchos países han abordado las deficiencias de yodo en sus poblaciones mediante la adopción de programas de fortificación de yodo, donde el mineral se añade rutinariamente a la sal de mesa.
El yodo y el embarazo
El feto impone al sistema endocrino materno unas condiciones de gran valor para su propio desarrollo óptimo. La transferencia maternofetal de T4 representa una contribución importante a la economía tiroidea fetal, necesaria para un buen desarrollo del sistema nervioso central del feto, desde comienzos del embarazo hasta el nacimiento, en especial en la primera mitad, antes de que aparezca una significativa función tiroidea fetal propia.
A estos efectos, es imprescindible contar con la integridad de la capacidad funcional tiroidea y sus mecanismos de regulación y disponer de adecuados almacenes de yodo. Estudios epidemiológicos y experimentales han puesto claramente en evidencia que la hipotiroxinemia materna en el primer trimestre de embarazo implica un incremento del riesgo para un pobre desarrollo neuropsicológico de los hijos (iii).
Las mujeres embarazadas necesitan más yodo que otros adultos porque transfieren yodo y hormonas tiroideas a su bebé en desarrollo durante el embarazo. El yodo es particularmente importante para el desarrollo del cerebro de un bebé, no sólo mientras se está desarrollando en el útero, sino también durante la vida temprana, cuando el yodo llega a través de la leche materna.
De hecho, un estudio, publicado en la revista The Lancet (iv), ha encontrado que la deficiencia leve de yodo durante el embarazo puede afectar la inteligencia de los niños. El estudio, que involucró a 1000 familias, afirma que alumnos de primaria, cuyas madres tenían muy poco yodo durante el embarazo, tenían un coeficiente de inteligencia y niveles de lectura inferiores en comparación con aquellos cuyas madres tuvieron suficiente de yodo durante el embarazo.
Los expertos recomiendan que las mujeres que planean quedar embarazadas debieran procurar que sus dietas incluyan un suministro adecuado de yodo durante varios meses de antelación, ya que se requiere de yodo desde las primeras etapas del embarazo, incluso antes de que se dé cuenta de que está embarazada.
Sin embargo, aquellas que han sido diagnosticados con hipotiroidismo no necesitan ningún yodo adicional. Pero deben consultar a su médico para asegurarse de que la cantidad que están tomando es adecuada, tanto antes de la concepción y durante el embarazo, especialmente durante los tres primeros meses.
¿Puede un complemento alimenticio ayudar?
Si la dieta es pobre en yodo, puede ser útil tomar un complemento multi/vitamínico y mineral aporte yodo en forma de yoduro de potasio. Sin embargo, asegúrese de que no contenga más de la cantidad diaria recomendada en adultos de 150 μg. Si tiene una enfermedad de la tiroides existente, no se recomienda tomar un suplemento que lo contenga.
Según British Dietetic Association, las mujeres embarazadas pueden tener dificultades para cumplir con las recomendaciones de yodo durante el embarazo y la lactancia materna si la portación es exclusivamente a través de la dieta, especialmente si no ingieren fuentes ricas en yodo. Sin embargo, no todos, los suplementos multinutrientes para el embarazo contienen yodo. Una vez más, si está embarazada debe asegurarse de que cualquier complemento alimenticio que tome tenga alrededor de 140 – 150 μg de yodo.
Referencias Bibliograficas:
(i)Vanderpump. M, Lazarus. J, Smyth. P, Burns. R, Eggo. M, Han. TP, et al. Assessment of the UK iodine status: a national survey . Endocrine Abstracts 2002 Presented at the Society for Endocrinology BES 2011: 11 April 2011-14 April 2011. (http://www.endocrine-abstracts.org/ea/0025/ea0025oc3.8.htm)
(ii) Informe del Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentria y Nutrición (AESAN) sobre la evaluación del riesgo asociado al consume d algas macroscópicas con alto contenido en yodo.
(iii) Importancia de mantener una suficiente concentración sérica de T4 materna en el primer trimester del embarazo. F Morales García y M.A. Martínez Brocca.
(iv) Bath. SC, et al. Effect of inadequate iodine status in UK pregnant women on cognitive outcomes in their children: results from the Avon Longitudinal Study of Parents and Children (ALSPAC). The Lancet. Volume 382, no.9889, 331-337. 22 May 2013.
http://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(13)60436-5/abstract