
General Manager de Lamberts Healthcare Ltd
Miembro del consejo HFMA.
Siempre me preocupo cuando escucho decir a la gente de nuestra industria, que la legislación reciente ha impulsado nuestra capacidad de innovación.
Acepto que alguna innovación es posible en la presentación de los ya existentes, pero son modestos avances en comparación con la fantástica selección de ingredientes que ya tenemos. Así que creo que la mejor innovación que podemos aspirar como industria, es en la entrega de información interesante, equilibrada y relevante sobre los nutrientes individuales y los fantásticos beneficios para la salud que pueden aportar a nuestros consumidores.
La ingesta de vitamina D por ejemplo. Hace unos años éste era, posiblemente, uno de los nutrientes más aburridos. Solo aparecía en las multivitaminas o en el aceite de hígado de bacalao. Sus características más interesantes eran que es “liposoluble” y que podía prevenir el raquitismo; pero ninguna de las mismas propulsó su estrellato!
Ahora es noticia de primera plana, incluso en los médicos de cabecera, y su reputación con razón, sigue creciendo, y lo que me gusta de esto es que la única cosa que no ha cambiado en todo este entusiasmo es el nutriente en sí mismo, todavía sigue siendo la misma buena y antigua vitamina D3 de décadas.
Bueno, estoy feliz de admitir que de ninguna manera pude predecir el renacimiento de la vitamina D en la condición de “héroe”. Así que voy a tratar de predecir el siguiente éxito, y para mí la elección es fácil:
El magnesio; el cual está involucrado en cientos de procesos metabólicos y es bien conocida su gran ausencia en las dietas, existiendo un montón de datos sobre los problemas de salud que puede causar su deficiencia.
Es también un nutriente fuerte en muchos países de la UE, e incluso las alegaciones aprobadas por la EFSA son amplias. De todos modos, cuando el magnesio finalmente tenga su día, por favor recuerden donde lo oyeron primero! Y si se me permite abrir mis apuestas, también voy a apostar por la vitamina B12.