La dieta, particularmente durante el primer trimestre del embarazo, es sin duda muy importante para el desarrollo y la diferenciación de los diversos órganos del feto. Sin embargo, también la nutrición pre-concepcional es crucial para un óptimo inicio y posterior desarrollo del embarazo.
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Desafortunadamente, la ingesta nutricional por parte de la mayoría de las mujeres en edad fértil durante el periodo preconcepcional parece ser no sólo inadecuada principalmente en términos de micronutrientes (de Weerd et al, 2003b;.. Mouratidou et al, 2006); sino también teniendo en cuenta el cambio global hacia la dieta occidental (Popkin y Gordon-Larsen,2004). Por tanto, los esfuerzos para aumentar la conciencia de una dieta y estilo de vida saludable deben ser fortalecidos, no sólo durante el embarazo sino incluso antes del mismo, puesto que se da la circunstancia de que la mayoría de los embarazos no son planificados. Un esclarecedor meta-análisis pone de manifiesto la relación entre la atención reconcepcional y un menor riesgo de anomalías congénitas en los hijos de mujeres con diabetes mellitus pre-gestacional (Ray et al., 2001). |
Un esclarecedor meta-análisis pone de manifiesto la relación entre la atención reconcepcional y un menor riesgo de anomalías congénitas en los hijos de mujeres con diabetes mellitus pre-gestacional (Ray et al., 2001). El papel de la suplementación nutricional pre-concepcional con ácido fólico en la prevención de defectos del tubo neural ha sido ampliamente documentado.
En este contexto, teniendo en cuenta las frecuencias relativamente altas en la población general del gen humano MTRR (5-metiltetrahidrofolato-homocisteína metiltransferasa reductasa) y los polimorfismos del gen MTHFR (metilentetrahidrofolato), hay que subrayar que durante el embarazo se deben mantener unos adecuados niveles de las vitaminas B12 y ácido fólico (Wilson et al., 1999).
Por otro lado, la ingesta suplementaria durante el embarazo de magnesio y ácido ascórbico por encima de las VRN (Valor de Referencia de Nutrientes) en dosis de 375.9-502.9 y 97.9-295.8 mg / día, respectivamente, ha actuado disminuyendo sustancialmente el riesgo de aparición de hendidura orofacial (OFC) (Krapels et al. 2004a).
Con respecto a los retinoides y en particular a la vitamina A la cual desempeña un papel crucial en el desarrollo del sistema nervioso central (Maiden et al., 1996) es decir, la supervivencia de la cresta neural, el crecimiento neuronal y los patrones del rombencéfalo, el consumo de esta vitamina por encima de las 10.000 UI / día ha mostrado ser teratogénico en animales de laboratorio (Williamson, 2006). Recientemente (Miller et al, 1998; Johansen et al, 2008) han comprobado por su parte que durante el período peri-concepcional se debe evitar la ingesta de vitamina A en una cantidad superior a los 3.000 µcg / día (10.000 U.I).
Diremos para concluir que varios estudios modelo con animales de laboratorio han demostrado los efectos negativos que puede causar una severa deficiencia de zinc materno, los cuales pueden consistir en una deficiente implantación embrionaria, abortos, malformaciones fetales tales como labio leporino y malformaciones del paladar, el cerebro y los ojos, así como numerosas anormalidades del corazón, los pulmones y el sistema urogenital (Keen et al., 2003).
Bibliografía:
Dr. Jose Colastra Sansegundo, ND y Autor del Manual de Nutrición Celular. Dr. En Naturopatía en 1977, Formación Profesional con Estudios en Biofeedback, Psicofísica y Nutrición Ortomolecular. Autor de varias obras publicadas en 1982, 1990, 1991 y 2010.